Boletín Culturín N°9

No era posible realizar un boletín de Borges sin que alguien pidiera la inclusión de otro increíble llamado Julio. Con estos dos grandes me pasaron cosas totalmente distintas: mientras Borges desplegaba su arsenal de grandeza en el primer párrafo, Cortázar necesitaba de paciencia y de mucha lectura. A Borges no quería seguirlo en sus aburridos despliegues teoréticos, a Cortázar no podía dejar de leerlo aunque no pudiese entender qué quería decir. Borges me maravillaba y aburría al mismo tiempo, Cortázar guardaba sus formas en un juego extraño. Leí bastante de sus cuentos (sobre todos los más celebrados) hasta que mi profesor de «Seminario de lectura de Rock Nacional» me recomendó leer «El perseguidor»; cuento en el que se narra la historia del saxofonista Charlie Parker (con el nombre de Johnny Carter). Entonces capté lo fácil que le resultaba a Cortázar manejar a su antojo el lenguaje, con una actitud lúdica y hasta con dejos de inocencia. Y aunque todavía me cuesta adaptarme a su absurdo, me intriga lo que tiene para decir. El 12 de febrero se cumplirá un aniversario más de su fallecimiento. Este es un modesto homenaje al escritor y su fantasma.

Cortázar fue un hombre cosmopolita que vio la luz en Bruselas (Bélgica), allá por 1904. Su intervención en la literatura marca un antes y después. Rompe con la escritura lineal, juega con el absurdo y somete al lenguaje a sus caprichos. Solía mencionar una analogía entre el boxeo y la literatura al decir que la novela nos gana por puntos y el cuento, por knock out. Cortázar hace hablar a tres personas distintas en un mismo párrafo, logra que un aborigen acorralado viaje en el tiempo y en la conciencia. Narra la historia de alguien que narró una historia y cómo se sociabiliza en un estancamiento del tráfico. Permite que dos historias converjan en una sola historia y convierte, en un texto, la ficción en realidad. Creía en la disolución de los polos dicotómicos de la razón y la intuición, y apoyó la causa cubana luego de conocer a Fidel, como así también a la Revolución Sandinista en Nicaragua. En más de una oportunidad cedió los derechos de autor para apoyar su causa y defendió los derechos humanos durante toda su vida. Aunque fue mentor de un humanismo importante, sus escritos políticos no figuran entre sus obras mas celebradas; siendo «Rayuela» la novela que lo coloca entre los grandes.

Su exilio voluntario lo llevó a París, donde se ganará la vida como traductor independiente y, más tarde, como traductor de la UNESCO; llevando al español a Poe y a Yourcenar. Viajó a Nicaragua, donde recibió, de Ernesto Cardenal, la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío. En 1982, cansado de los gobiernos militares calamitosos en Argentina, se hará ciudadano francés, en repudio a las barbaridades que supimos construir. Morirá finalmente en esa ciudad en el año 1984.

En este texto que se incluye en el boletín, el autor nos muestra la esclavitud. Si cambiamos el reloj por el teléfono celular, su narración alcanza una actualidad asombrosa.

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.


Recomendamos:

El perseguidor (cuento muy extenso)

Final del juego

La continuidad de los parques

La señorita Cora

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